Japón da una lección de entereza y serenidad al mundo tras sufrir el terremoto y el tsunami que arrasaron el país
MARÍA SANTIAGO GARCÍA.- Madrid, 28 de marzo de 2011
Hace dos semanas que la tierra agitó Japón dejando cerca de 20.000 muertos y miles de desaparecidos. Un terremoto seguido de un tsunami de tales magnitudes habrían arrasado con todo lo que encontrasen a su paso en cualquier otro país del mundo destruyéndolo hasta reducirlo a la nada. Por si fuera poco, la ola gigante provocó graves daños en la central nuclear cercana a la localidad de Fukushima, lo que ha hecho que todo el país, y las naciones vecinas, estén en alerta por peligro nuclear.
Al contrario de lo que los occidentales podemos pensar, los nipones no han perdido la calma prácticamente en ningún momento. Cierto es que los medios han emitido imágenes de víctimas llorando por sus familiares o conocidos, de supermercados vacíos, de nerviosismo por la radioactividad que puede liberar la central nuclear. Pero la realidad es bien distinta. Gracias a los videos que han hecho extranjeros residentes en Japón, se ha podido comprobar que ese aire de estrés e histeria que nos han mostrado no es tal, y que los habitantes del país viven con relativa tranquilidad.
Desde el otro lado del planeta los ciudadanos asisten atónitos a la calma y entereza con que la sociedad nipona está reaccionando ante tal catástrofe que ha borrado del mapa ciudades enteras. De hecho, ese ambiente de nervios se vive más en Occidente que en el propio país. Y es que las sociedades occidentales no comprenden cómo, ante tal desgracia, pueden mantener la calma. Disciplina o educación, lo cierto es que es una sociedad con una mentalidad completamente distinta y que ante todo está dando un ejemplo de entereza y serenidad al mundo entero.
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