La comunidad islámica sigue luchando por lograr instaurar la democracia
MARÍA SANTIAGO GARCÍA.- Madrid, 7 de febrero de 2011
La democracia es un sistema de gobierno tan presente en la sociedad que realmente el pueblo no es capaz de imaginar una nación sin unos valores que rijan las normas de ese país. El individuo es propietario de unos derechos que le corresponden desde el momento de su nacimiento únicamente por el hecho de ser una persona. A diferencia de lo que pensamos hay aún muchos países que no gozan de esos privilegios, y no están lejos de occidente. Para muchas de las naciones del cercano norte de África la democracia es sólo un sueño, un sueño que puede hacerse realidad. El mes pasado el pueblo tunecino se rebeló y decidió decir basta. Al igual que muchas de las naciones europeas hicieron en el pasado, desean evolucionar y derrocar los sistemas opresivos que han gobernado durante generaciones sus vidas.
Un ejemplo claro de que no se van a rendir sin conseguir una mejora política y social es el pueblo egipcio, que lleva semanas echado a la calle reivindicando lo que por derecho le corresponde, disfrutar de la libertad de la que cualquier occidental goza en su día a día. Occidentales que parecen olvidar que anteriormente dieron la espalda a esos derechos y apoyaban el régimen represivo y autoritario por intereses económicos. Está claro que no hay que empujarles a que cambien el régimen, ya que occidente siempre ha sido el eterno enemigo y puede interpretarse de la manera equivocada. Lo que necesitan es una ayuda por parte de las sociedades desarrolladas, de los poderosos gobernantes mundiales para obtener lo que nos pertenece a todos por derecho, democracia, libertad y asentar las bases de una vida mejor.
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