Por primera vez la izquierda abertzale rechaza abiertamente la violencia con la creación de un nuevo partido
MARÍA SANTIAGO GARCÍA.- Madrid, 14 de febrero de 2011
Banas esperanzas. Eso es lo que ofrece al pueblo el nuevo brazo político del terrorismo etarra. Hace unos días se daba a conocer el nuevo partido de la izquierda abertzale. El hombre elegido es Sortu. Su significado es ‘crear’, pero lo único que parece crear es incertidumbre respecto a sus verdaderas intenciones, pues tal y como han mostrado políticos de su entorno, su credibilidad es prácticamente nula.
Una falta de credibilidad que se ve reforzada por la composición de este nuevo grupo. Y es que casi la totalidad de las personas que lo conforman han sido parte de Batasuna y, por consiguiente, son o han sido proetarras. Nada más anunciar su formación el grupo afirmó que rechazaba “la definitiva y total desaparición de cualquier tipo de violencia, en particular, la de la organización ETA”. En sus estatutos afirma que reniega de “las diferentes formas de manifestación de la violencia y el terrorismo”, y que cualquier militante que no cumpla estas directrices será expulsado de la formación. Pero recordemos que estas mismas declaraciones las hacía hace tiempo la propia Batasuna para intentar que se legalizase el partido de nuevo. Pero el pueblo no es tan iluso. No hay palabras suficientes que hagan a la gente confiar en una organización que les ha mostrado otra postura durante años. La confianza no se gana con palabras, se gana con hechos. Y hechos es lo que hará que el nuevo partido se consolide y gane la credibilidad que su antecesora ha perdido en el mundo político. Esperemos que las palabras dichas no se las lleve el viento y que con el tiempo cumplan lo prometido, pues se trata de un pequeño atisbo de esperanza en las desoladas praderas del extremismo abertzale.
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